lunes, 16 de mayo de 2022

Visión cristiana de la Política

 

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Profesor Hugo Vicencio Reyes

Visión cristiana de la política

A través de los medios de comunicación, recibimos noticias diarias acerca de los partidos políticos, sus proyectos, líderes y discusiones sean estos demócratas y republicanos de EE.UU.,

laboristas de Inglaterra, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), o los Peronistas de Argentina.

 

Chile, desde los inicios de su vida independiente, también ha tenido sus partidos políticos. Desde los “Exaltados”, “Moderados” y “Realistas”, sin olvidar a los famosos “Pelucones”, “Pipiolos”, pasando por “Nacionales” y “Conservadores”.

 

 

Cuadro de texto: Según la actual Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, se entiende por ellos a las “asociaciones voluntarias, dotadas de personalidad jurídica, formadas por ciudadanos que comparten una misma doctrina política de gobierno, cuya finalidad es contribuir al funcionamiento del régimen democrático constitucional y ejercer una legítima influencia en la conducción del Estado, para alcanzar el bien común y servir el interés nacional”
(Ley 18.603, artículo 1°).

 

La juventud divino tesoro

Por otra parte, hoy se observa una marcada tendencia hacia el desinterés ciudadano por la política y principalmente se acusa a los jóvenes, calificándolos de apáticos y poco comprometidos. Sin embargo, diversos estudios apuntan a que, en realidad, los jóvenes son el segmento social que más participa en diversos tipos de actividades colectivas (deportivas, eclesiales y artísticas, entre otras) y que valoran la participación ciudadana y las acciones sociales que les permitan expresar, en el ámbito público, sus intereses y preocupaciones.

No, los jóvenes no rechazan la política, sino el tipo de prácticas que se realizan dentro de ese ámbito, por ser incoherentes e incapaces de responder a sus demandas.

¿Cómo aprobarlas cuando ven con frecuencia que un representante del partido A desprecia de entrada una argumentación, al saber que viene de alguien del partido Z?

¿Cómo aprobarlas cuando notan que ese escenario público se tiende a utilizar para fines egoístas, como el tráfico de influencias, el lucimiento personal, el afán de poder o el enriquecimiento ilícito?

No es de extrañarse que muchos jóvenes decidan automarginarse, no participar en los procesos eleccionarios y tratar de vivir la solidaridad, el servicio y la tolerancia en otros ambientes y por otras vías. Es que han descubierto que sus “representantes” han olvidado eso de luchar “para alcanzar el bien común y servir al interés nacional”.

La política puede entenderse como aquella esfera de la sociedad que se ocupa de las relaciones de poder en cuanto inciden en la conducción general de la sociedad. Son inherentes a ella tres dimensiones inseparables si no se quiere desnaturalizarla. La primera es la dimensión ideológica, es decir, la propuesta, debate y opción por visiones y proyectos de lo que se quiere para el país.

La segunda es la dimensión instrumental, que consiste en la representación de intereses y respuesta a las reivindicaciones y demandas de la gente y de los ciudadanos.

La tercera es la política como actividad especializada que incluye la lucha por puestos de representación y que, en la sociedad moderna adquiere carácter de carrera profesional.

Es esta última la constitutiva de lo que se denomina clase política. La política es una actividad digna y esencial para la vida de un país democrático. Sin embargo, está expuesta a sufrir la corrupción.

La corrupción es una de las más graves distorsiones de la política, porque traiciona los principios de la justicia social, compromete el correcto funcionamiento del Estado e influye negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza respecto de las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de

los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones.

En conclusión, podemos establecer lo siguiente:

La política es una dimensión de la vida humana que ha sido escenario de las más enconadas luchas y las más profundas alegrías de millones de personas. A lo largo de la historia, ha concitado luchas fratricidas y el logro de lo que parecían solo utopías.

Pero, ¿de qué se habla en realidad cuando se toca el tema de la política? ¿Es algo en verdad tan apasionante, o es una “soberana lata”, como opinan algunos?

¿Tienen algo que ver Jesús y su Evangelio en estos asuntos? Veámoslo en las próximas clases.

 

 

Cuadro de texto: ¿Qué denuncias de corrupción se han conocido en tu región o ciudad los últimos años?
Investiga el proceso de alguna de esas denuncias, en qué consistió y cuál es el estado actual de la causa.

Cuadro de texto: Responde en qué medida ese caso de corrupción transgrede la ética o moral cristiana.