El derecho humano a la vida,
a una vida digna para toda persona
. Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Chile queremos
poner a disposición de la sociedad chilena y de sus autoridades nuestro parecer
sobre el proyecto de ley de despenalización del aborto en tres causales
anunciado por el Gobierno.
Respeto y diálogo
Respeto y diálogo
2. Lo hacemos, en primer lugar, con respeto y consideración
por las personas enfrentadas a la realidad del aborto, porque sabemos que
casi siempre ella deriva de situaciones de gran sufrimiento y las expone a
decisiones extremadamente difíciles. El papa Francisco nos ha recordado
que "hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las
mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les
presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente
cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o
en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas
situaciones de tanto dolor?” (Papa Francisco, Evangelii
gaudium, 214
La vida y la dignidad de la persona
humana
7. Desde la antropología y la ética cristiana, la Iglesia Católica reconoce, respeta, defiende y promueve el valor de la vida y la dignidad de la persona humana como un fundamento esencial e irrenunciable de la vida en la sociedad. No matar deliberada y directamente al inocente es un absoluto moral cuyo reconocimiento y protección resulta indispensable para la vida en comunidad….
8. Reconocemos y promovemos el derecho a la vida de la
persona humana, sin discriminación alguna, desde la concepción hasta su muerte
natural. Pero este derecho y su ejercicio no puede reducirse a los hechos de
nacer y morir en paz. Nuestra opción por la persona y su derecho innato a la
vida supone procurar como sociedad, además de prohibir todo atentado injusto
contra la vida inocente, para todas las personas y sus familias, sin ninguna
exclusión, las condiciones de vida acorde con su dignidad personal: vivienda
adecuada, educación de calidad, trabajo decente, remuneración justa, medio
ambiente favorable a la vida, oportunidades de desarrollo integral, etc. Al
respetar y promover la vida humana, en todas sus dimensiones, rechazamos el
aborto, como asimismo las escandalosas e injustas desigualdades sociales, la
usura, la eutanasia y la discriminación arbitraria. Sin embargo, es necesario
señalar que el aborto concebido como acción directa que tiene por finalidad
impedir el desarrollo de un ser humano ya en gestación, reviste una particular
gravedad ética porque implica negarse de plano a buscar otras soluciones
posibles ante un embarazo no deseado o fruto de una injusticia.
La vida, la dignidad y el mayor bien
de la madre y de su hijo
9. La ciencia biológica confirma que desde el momento de la fecundación se inicia una nueva vida humana, distinta a la del padre y a la de la madre, que en un proceso continuo, gradual y autónomo, se irá desarrollando en el tiempo. Cobijado y dependiente de la madre, no es sin embargo parte del cuerpo de ella, sino otro ser, por lo que su individualidad debe ser respetada. Así lo expresa también nuestro ordenamiento jurídico.
Son dos personas las que están a la base de nuestra reflexión: la madre y su hijo, es decir, tanto la criatura que está por nacer como la valiosa mujer que la tiene en su seno, cuando vive la situación límite de una violación, del riesgo de su propia vida o de un embarazo que podría derivar en la temprana muerte de su hijo.
9. La ciencia biológica confirma que desde el momento de la fecundación se inicia una nueva vida humana, distinta a la del padre y a la de la madre, que en un proceso continuo, gradual y autónomo, se irá desarrollando en el tiempo. Cobijado y dependiente de la madre, no es sin embargo parte del cuerpo de ella, sino otro ser, por lo que su individualidad debe ser respetada. Así lo expresa también nuestro ordenamiento jurídico.
Son dos personas las que están a la base de nuestra reflexión: la madre y su hijo, es decir, tanto la criatura que está por nacer como la valiosa mujer que la tiene en su seno, cuando vive la situación límite de una violación, del riesgo de su propia vida o de un embarazo que podría derivar en la temprana muerte de su hijo.
Junto a ello, sin embargo, la enseñanza de la Iglesia
también reconoce que la responsabilidad por el aborto con frecuencia no
corresponde exclusivamente a la mujer, sino que también se extiende al padre
del niño, a las presiones provenientes de familiares y amistades, a médicos y
personal sanitario que con insistencia en esos casos recomiendan, facilitan y
procuran los procedimientos abortivos, y a quienes han promovido y aprobado
leyes que amparan el aborto. Por otra parte, “no se puede minimizar el
entramado de complicidades que llega a abarcar incluso a instituciones
internacionales, fundaciones y asociaciones que luchan sistemáticamente por la
legalización y la difusión del aborto en el mundo. En este sentido, el aborto
va más allá de la responsabilidad de las personas concretas y del daño que les
provoca, asumiendo una dimensión fuertemente social. (…) Estamos ante lo que
puede definirse como una estructura de pecado contra la vida humana no nacida” (cfr. Evangelium
vitae, 58-59).
12. Hemos planteado con claridad, apelando a la reflexión
bioética de la Iglesia, que no constituye aborto la acción de suyo terapéutica
para salvar la vida de una madre en peligro, cuando no busca
eliminar directamente la vida de la persona concebida, aunque su muerte sea una
posibilidad prevista, aunque no querida o buscada. Si la creatura falleciera
como consecuencia no deseada ni intentada, ni como fin ni como medio, de un
procedimiento directamente orientado a sanar a la mujer en situación de grave
riesgo, no se podría calificar de aborto. La praxis médica bien lo sabe. Por
eso son numerosos los médicos que afirman que el proyecto no debiera contener
esta causal. Siempre es posible y lícito cuidar y respetar la vida de la madre
sin recurrir al aborto. Por ello, actualmente en Chile no existen ni médicos ni
personal sanitario procesados por este tipo de actos.
13. Los casos de “inviabilidad del feto” presentan
desafíos éticos mayores. Sabemos que muchas madres y familias han continuado su
embarazo llamado “inviable” hasta acoger con cariño a quien
esperan, es decir, hasta su término natural, y esta actitud les ha procurado
una paz que difícilmente habrían alcanzado al interrumpirlo anticipadamente. En
otras ocasiones, aquellos casos que originalmente fueron catalogados de “inviables”,
terminaron siendo “viables” y hoy los propios afectados
agradecen la opción de sus madres de no haberlos abortado. El respeto
irrestricto a toda vida humana indefensa e inocente, como también la dificultad
de diagnosticar con completa certeza la situación en que nacerá el niño
esperado, impide fundamentar la necesidad del aborto para estos casos. Sin
embargo, esto no reduce el drama personal de mujeres y familias que viven un
proceso doloroso que podría derivar en la muerte prematura del hijo. También en
estos casos la experiencia nos enseña que el aborto causa traumas mucho mayores
que afectan a la madre y su entorno familiar. Los esfuerzos, entonces, deberían
centrarse en procurar programas de acompañamiento y acogida para las madres y
sus familias en estas dolorosas situaciones.
14. Frente al embarazo de una mujer violada, no
nos parece “humano” dejarla sola en el drama que ha sufrido, y tampoco es
“humano” privar de la vida al más indefenso e inocente, que es su hijo.
Quisiéramos un Estado y una sociedad activos y presentes junto a la mujer
agredida, ofreciéndole caminos y ayuda para que ella u otra familia puedan
acoger a un ser humano que no tiene culpabilidad alguna, está vivo y tiene
derecho a seguir viviendo y a que nadie atente injustamente contra su vida.
Diversas instituciones sociales, varias de ellas católicas, se dedican a
procurar un entorno familiar para estos niños y niñas. El Estado podría hacer una
gran labor apoyándolas en este esfuerzo. Creemos que “despenalizar” el aborto
ante situaciones de violación es renunciar a la tutela de los más débiles e
indefensos, y un acto de rendición del Estado ante el flagelo de la agresión
sexual a mujeres, un drama respecto al cual Chile todavía está en deuda, porque
ni los gobiernos ni la sociedad en su conjunto hemos podido abordar y superar
este mal en su raíz, que generalmente ocurre al interior de los entornos
familiares y de amistades de las víctimas.
Trabajo.- Responde en tu cuaderno.
2.- Consideras que la despenalización del aborto en tres causales, abre
el camino para la legalización del aborto en cualquier circunstancia.- Justifica
3.- Es lícito para una persona cristiana desconocer el mandamiento de no matar?
4.- Que debe hacer el Estado, ante un embarazo por
violación’?
5.-Explica
el punto 12 de este documento.
6.-Que opinas respecto a la objeción de conciencia expresada por algunas clínicas privadas
6.-Que opinas respecto a la objeción de conciencia expresada por algunas clínicas privadas