Prof. Hugo Vicencio Reyes
Material de trabajo, colegio
El hombre es el centro del plan de Dios Creador
Entre todas las
creaturas de la tierra sólo el hombre y la mujer son personas, sujetos
conscientes y libres, creados a imagen y semejanza de Dios y responsables de elegir
y construir su propio destino temporal y eterno.
El amor de Dios es el que le da
existencia a la mujer y al hombre. Este es el misterioso designio divino que
concibió el Padre desde la eternidad de los tiempos
Esta
preeminencia de la persona humana se deriva directamente del Designo de Dios
creador, quien organiza y planifica el mundo para el hombre, para su
crecimiento y felicidad también en esta vida. Sobre el designio divino del ser
humano, nos dice el documento de Puebla.. -“mujeres
y hombres debían realizarse como imágenes creadas de Dios, reflejando el
misterio divino de comunión en si mismos y en la convivencia con sus hermanos a
través de una acción transformadora sobre el mundo. Sobre la tierra debían tener
el hogar de su felicidad”
Continúa diciéndonos el Documento de
Puebla: "...(el ser humano) ya desde
el comienzo rechazó el amor de su Dios. No tuvo interés por la comunión con
El, y empezó a actuar sin amor, sin Dios, y por ello ya no construyó, sino que
destruyó. Entraron en el mundo el mal, la muerte y la violencia, el odio y el
miedo. Se destruyó la convivencia fraterna"
El hombre adultera, frustra y distorsiona este Proyecto Divino -y en esto consiste el
pecado, y esto fue realmente lo que ocurrió y lo que sigue ocurriendo- cuando
la persona humana pierde por sí misma o le es arrebatada por otros su hegemonía
y prioridad original: cuando se enajena de su propio centro que es Dios, que es
el amor, o cuando es atropellada o manipulada como simple "medio" en
favor de fines subalternos.
Dios, sin embargo, no abandona al ser
humano esclavizado por el pecado. Toda la historia del pueblo de Israel
(Antiguo Testamento) nos muestra a Jahvé que acompaña y ayuda a su pueblo en
sus sufrimientos y en sus ansias de liberación. Al mismo tiempo les anuncia y
les promete el Mesías.
El día del nacimiento de Jesús en Belén,
Dios irrumpe en la historia humana, vale decir, en el peregrinar del género
humano hacia la unión con Dios. Con ello, el Hijo de Dios asume lo humano y lo
creado y restablece la comunión entre Dios y los hombres. Él es el signo de la
nueva presencia de Dios en la historia4.
Por la redención, por Cristo, con El y en
El, entramos a participar nuevamente de la comunión con Dios. Al vivir con
Cristo llegamos a ser su cuerpo místico, su cuerpo, cuerpo de hermanos, pueblo
de hermanos unidos por el amor que derrama en nuestros corazones el Espíritu.
Esta es la comunión con Dios para la cual
fuimos creados.
La Iglesia: El amor de Dios siempre presente al servicio del hombre
Pero esta comunión entre los hombres,
esta convivencia humana fraterna, para la cual fuimos creados, debe ser
construida día a día. Ella
ha de manifestarse en todos los aspectos de la vida del ser humano, en su dimensión personal y en su dimensión
social.
Para acompañarnos en esta tarea Cristo
nos dejó al Espíritu Santo presente en su Iglesia. Por ello, la misión de la Iglesia es
servir a este único fin: que todo hombre pueda encontrar a Cristo, para que
Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida8. "El
hombre es el primer camino que debe recorrer la Iglesia en el cumplimiento de
su misión", afirma Juan Pablo II en Redemptor Hominis9. Y con
encendidas palabras se refiere al profundo sentido de este ministerio de la
Iglesia: "...se trata por tanto del hombre en toda su verdad, en su plena
dimensión. No se trata del hombre 'abstracto' sino real, del hombre 'concreto',
'histórico'. Se trata de 'cada' hombre, porque cada uno ha sido comprendido en
el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo para
siempre".
¡Qué valor ha de tener el hombre a los ojos del Creador, si Dios ha
merecido tener tan grande Redentor, si Dios ha dado a su Hijo a fin de que el
ser humano no muera, sino que tenga la vida eterna! (Juan Pablo II, Red. Hom.,
Por lo tanto, lo que constituye la
preocupación y misión de la iglesia son los hombres y mujeres concretos y
reales , los que tienen hambre y frío, los que aman y los que sufren, los que
acarician tiernamente y los que asesinan, los que desarrollan la ciencia y los
que la comerían. Por lo tanto la iglesia debe estar siempre consciente de cuál es la situación real de estos hombres
en el mundo
De todo cuanto se opone
al acercamiento al amor de Dios, desde la falta de trabajo, hasta la
destrucción de sí mismo por las drogas, desde la enajenación en el consumo, el
derroche y el lujo, hasta la enajenación en los fanatismos y nacionalismos
extremos que se basan en la fuerza de las armas.
“ Es la persona del hombre la que hay que
salvar… es la sociedad humana la que hay que renovar; el hombre entero, cuerpo
y alma, corazón, inteligencia y voluntad”.
Responde
enviando a mi correo institucional.- hugo.vicencio@lasalle.cl
1.- En qué se basa la preeminencia
humana?
2.- ¿Cómo era el proyecto divino original
(de Dios)
3.-Fuimos creados para la Comunión con Dios, explica
4.-de qué manera se manifiesta el pecado?
5.- Explica la preocupación y misión de la Iglesia en relación a los hombres.
6.- Cómo es que el hombre llega a
participar nuevamente de la comunión con Dios?
7.-Que es la Redenptor Hominis? investiga
7.-Que es la Redenptor Hominis? investiga