viernes, 30 de agosto de 2019

Economía cristiana


Un negocio perverso

Según el “Informe de Estabilidad Financiera 2007”, la deuda de los hogares chilenos alcanza los 48 mil millones de dólares, es decir, un tercio de lo que produce el país, cifra que considera los créditos hipotecarios y de consumo. A este número se deben agregar los datos de un estudio del Instituto Nacional de la Juventud, el cual  reveló que 1.200.000 jóvenes entre 15 y 29 años están endeudados. Aunque los expertos no hablan de un sobre endeudamiento generalizado, advierten que hay un sector de la población que atraviesa serios problemas. “Sabemos que hay alrededor de un 20% a 25% de los trabajadores que están en una situación muy desesperada. Los estudios muestran que las tasas de endeudamiento son mayores en hogares de niveles medio y bajo, que tienen nulas posibilidades de vivir con menos de su sueldo. Para una familia que genera $ 400 mil al mes, destinar el 80% de esa cantidad solo a pagar deudas es insostenible”.
 Según los expertos, hay tres factores que explican este estado de cosas:
• Los bajos ingresos de los hogares.
• El consumismo instalado en las sociedades contemporáneas.
• La oferta de crédito indiscriminada que existe en el país.
Sobre este último punto, expertos afirman que las instituciones financieras van a las universidades con promotoras a ofrecerles tarjetas a los jóvenes, quienes no tienen hábitos crediticios. Hay una oferta indiscriminada, donde nadie pone límites, por lo que la sociedad debe aprender a protegerse. El crédito es bueno, pero para personas que tienen capacidad de controlar su gasto. Si está en manos de personas que no tienen control, es una herramienta sumamente peligrosa. “Los resultados de las grandes tiendas o la rentabilidad de algunos bancos demuestran que no solo venden artículos, sino que hacen el gran negocio cuando las personas se endeudan con ellos”, afirma un especialista. De este modo, puede decirse que el endeudamiento que promueve la industria, alimentando el consumismo nacional, es un “negocio perverso”.

En Chile, más de medio millón de personas viven en la indigencia. Por otra parte, en los últimos cinco años el número de helicópteros en Chile creció en un 30%, por lo que hoy hay cerca de 150 dueños de estas aeronaves privadas en el país. Un salto nada despreciable si se considera que los modelos más populares cuestan entre US$ 350 mil y US$ 1 millón. El alto crecimiento de este superlujo es el signo más glamoroso de una nueva clase social que ha emergido en Chile en la última década: los millonarios.

Actividad:  Lean la siguiente frase de San Alberto Hurtado:Horrible es el contraste entre quienes nadan en la abundancia y los que se ahogan en la miseria… Es obvio que el lujo de los de arriba fomenta el odio de los de abajo… Estos mundos extremadamente diferentes son el engendro del resentimiento…”.
Así se refería a los efectos de la desigualdad socioeconómica que existía en la década de los 40 en Chile. Y hoy, después de casi 65 años, a pesar del crecimiento económico de los últimos años, parece ahondarse la brecha que divide a la nación prácticamente en dos sectores sociales: el que tiene acceso al extremo lujo y el que no accede a los beneficios de la economía. Por ese tipo de declaraciones, al Padre Hurtado lo llamaron “cura rojo”, como a muchos otros pastores de la Iglesia, tanto en Chile como en el resto del mundo, que han acentuado una mirada cristiana crítica sobre la realidad social.
El hombre, pobreza y riqueza
En el Antiguo Testamento, se encuentra una doble postura frente a los bienes económicos y la riqueza. • Por un lado, de aprecio a la disponibilidad de bienes materiales considerados necesarios para la vida: en ocasiones, la abundancia (no el derroche o el lujo) es vista como una bendición de Dios. Yahveh ha bendecido con largueza a mi señor, que se ha hecho rico, pues le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y esclavas, camellos y asnos. Gn. 24, 35

Por otro lado, se condena, no en sí mismos, sino el mal uso de los bienes. Los profetas denunciaron las estafas, la usura, la explotación, las injusticias evidentes, especialmente respecto de los más pobres: ¡Ay de aquellos que meditan iniquidad, que traman maldad en sus lechos y al despuntar la mañana la ejecutan, porque el poder está de sus manos! Codician campos y los roban, casas, y las usurpan; hacen violencia al hombre y a su casa, al individuo y a su heredad. Mi. 2, 1-2

Esta última manera de mirar la pobreza, si bien la considera un mal que soportan los oprimidos, los débiles, los indigentes, ve también en ella un símbolo de la situación del hombre y la mujer delante de Dios: el ser humano es una criatura extremadamente pobre y débil, quien recibe de Dios todo lo que necesita para vivir; esos son regalos que hay que saber administrar, compartir y agradecer.

Jesús ante la riqueza

Jesús asumió esta mirada sobre los bienes económicos, y les dio una definitiva claridad y plenitud: Y les dijo: “Cuídense de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes”. Y les dijo una parábola: “Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto, quien se puso a pensar: ‘¿Qué haré, pues no tengo dónde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y me diré: Amigo, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche vas a morir; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios”. Lc. 12, 15-21

La pobreza, cuando es aceptada o buscada con espíritu religioso, ayuda a las personas a reconocer y aceptar que son criaturas; en esta perspectiva religiosa, el “rico” no es tanto el que tiene muchos bienes, sino más bien quien pone su confianza en sus posesiones más que en Dios, quien se cree fuerte por las obras de su inteligencia y que confía solo en el valor de las cosas.

Definición de pobreza La pobreza debe ser vista como el resultado de un modelo económico y social, ejercido y aplicado en un territorio y tiempo determinado, por los diversos agentes económicos y políticos, que producen en la sociedad sectores excluidos de los beneficios totales o parciales del modelo en ejecución. A estos sectores excluidos de tales beneficios se les llama generalmente pobres.
 La pobreza es el resultado de procesos complejos y extendidos en el tiempo, que son difíciles de apreciar a simple vista y que requieren investigación sostenida para lograr su comprensión y tomar medidas para combatirla. Es un término comparativo utilizado para describir una situación en la que se encuentra parte de una sociedad y que se percibe como la carencia, escasez o falta de los bienes más elementales como por ejemplo alimentos, vivienda, educación o asistencia sanitaria (salud) y agua potable, así como los medios de obtenerlos (por ejemplo, por falta de empleo, nivel de ingresos muy bajo o carencia de estos).

“Umbral de pobreza” se define como la línea fijada en un dólar diario por persona, cantidad que se considera suficiente para la adquisición de productos necesarios para sobrevivir.

Actividad 5 Relee nuevamente el texto de Lc. 12, 15-21 y responde estas preguntas: 1. Si la vida no está asegurada por los bienes, entonces, ¿quién la asegura? 2. La situación del hombre de la parábola, ¿se da hoy en día? ¿Qué formas asume en la actualidad? 3. Podríamos pensar que este agricultor es previsor, ya que se sentó a pensar que hacer con tanta cosecha. Sin embargo, ¿dónde estuvo su error? 4. ¿Qué tipo de riquezas es la que “amontonas” en esta vida? ¿Cuáles son los “bienes” que posees?

La economía en el marco del Reinado de Dios

Jesús, más que hablar sobre el tema de la riqueza y la pobreza en sí, puso el tema económico en el marco del Reinado de Dios, que es una nueva convivencia en la justicia y en la solidaridad. Liberados del mal y reincorporados en la comunión con Dios, todo varón y mujer pueden continuar la obra de Jesús como cristianos en la Iglesia, con la ayuda de su Espíritu, para:
 Hacer justicia a los pobres.  Buscar activamente un nuevo orden social, en el que se ofrezcan soluciones adecuadas a la pobreza material. 
    Combatir de un modo más eficaz las fuerzas que impiden que los más débiles se liberen de su miseria.  Cuando esto sucede, el Reino de Dios comienza a surgir sobre esta tierra.

La economía de la solidaridad Los cristianos y cristianas, a la luz de la Revelación, consideran que la actividad económica es una respuesta agradecida a los dones que Dios entrega a la humanidad. Los seres humanos custodian los dones recibidos de su mano generosa, usándolos con el compromiso de perfeccionar su propia vida, la de los demás y del mundo entero. Una buena administración de los dones recibidos, incluidos los materiales, es una obra de justicia hacia sí mismo y hacia los demás hombres: lo que se recibe ha de ser bien usado, conservado y multiplicado. (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia nº 32)

 La economía es útil cuando no traiciona su función de medio para el crecimiento integral del hombre y de las sociedades, en pro de la calidad humana de la vida. La economía de la solidaridad es un proceso dinámico y multifacético en el que se aplica el criterio iluminado por la moral social cristiana. Se piensa que la relación entre la economía y la solidaridad es un modo de paliar algunos defectos de la economía, o de resolver ciertos problemas que la economía no ha podido superar y se echa mano de la compasión y la colecta generosa de recursos. Este punto de vista hace ver la solidaridad únicamente como forma de compartir los recursos y ayudar a los que resultan desfavorecidos o son excluidos por un sistema económico. Sin embargo, la solidaridad debe introducirse en la economía misma, y operar en las diversas fases del proceso económico: en la producción, distribución, consumo y acumulación. Y comparecer también en la teoría económica, superando una ausencia muy notoria en una disciplina en la cual el concepto de solidaridad pareciera no encajar espontáneamente.

La riqueza existe para ser compartida

Los cristianos afirman que los bienes, aun cuando sean poseídos legítimamente por alguien, siempre tienen un destino universal. Si esto es así, entonces no está bien la acumulación indebida, ya que contradice el destino universal que Dios creador les dio. Jesús libera al ser humano de manera completa, también de este apego desordenado a las riquezas. Así opinaba san Pablo: La raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe. 1 Tm. 6,10

Actividad 6 1. Comenta el pensamiento de algunos de los padres de la Iglesia.
 2.  Averigua en el Nuevo Testamento por qué San Pablo reprocha el mal uso del dinero entre las primeras comunidades cristianas. Ilústralo con un pasaje de sus cartas.

Moral y economía

La Iglesia insiste en los fuertes vínculos que existen entre la moral y la economía. Reconocer los fundamentos matemáticos y sociales de la economía no significa rechazar como irracional una argumentación que sea trascendente, ya que el fin de la economía no está en ella misma, sino en su destinación humana y social. A la economía, en efecto, no se le confía el fin de la realización del varón y la mujer en la buena convivencia humana, sino solo una tarea parcial, aunque importante: la producción, la distribución y el consumo de bienes materiales y de servicios. Es un deber para los seres humanos desarrollar de manera eficiente la actividad económica, ya que de otro modo se desperdiciarían los recursos; pero para el cristiano no es aceptable un crecimiento económico obtenido con daño a la persona, a su dignidad, pasando a llevar los derechos de grupos sociales y pueblos enteros. 
En el corazón del evangelio de Lucas hay una larga sección (Lc 9,51-19,28) dedicada al “camino de Jesús hacia Jerusalén” y en ella aparece una serie de parábolas, de relatos muy significativos, que contienen el núcleo esencial del mensaje de Jesús en un lenguaje impactante y muy crítico. Uno de los temas de las parábolas es la economía y en el capítulo 16 encontramos dos, la primera, sobre el dinero injusto (Lc.16,1-15), y la segunda, sobre el hombre rico y Lázaro (Lc.16,19-31) y ambas están estrechamente relacionadas. En ellas Jesús descubre la trampa en la que el dinero, en cuanto aspiración idolátrica de la vida humana, tiene atrapada a la gente. Su mensaje central es la sentencia lapidaria de Jesús: “No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc. 16,13). En la parábola del administrador (Lc. 16,1-15) se revela la injusticia de un sistema económico que utiliza el préstamo de dinero con interés para agrandar el abismo existente entre pobres y ricos. El administrador era una persona de confianza, se trataba de un representante del amo, con la capacidad para hacer préstamos, arrendamientos, avales. Al hacer préstamos recibía una comisión en concepto de intereses. Esa comisión aparecía también normalmente en el total de la deuda. Jesús no alaba la injusticia del administrador ni su falta de seriedad. No es la parábola del administrador injusto, sino del administrador listo, porque supo renunciar a los intereses que a él le correspondían. La cuestión central es la renuncia al beneficio propio. Lo que elogia el amo es la sagacidad del administrador por descontar de la deuda total la comisión que le corresponde, ganándose así la amistad de los deudores. El administrador sagaz de la parábola es elogiado porque utiliza su poder para cumplir la ley del Antiguo Testamento (cf. Éx. 22,24-25; Dt. 23,20; Lv. 25,35-38), que prohibía cobrar los intereses de los préstamos y corregir así el sistema económico vigente en la época de Jesús (y también en la nuestra). Aunque en principio fuera por interés personal, la conducta del administrador responde en el fondo a los intereses y planteamientos de una moral económica de los oprimidos, para la cual no los ricos sino los pobres son importantes. Según la parábola, quien tiene dinero y bienes es en realidad, solo administrador de los mismos, no un propietario. La correcta administración de los bienes tiene que responder a las necesidades de los pobres. El dinero (y el sistema económico, incluido el crecimiento económico) no es un fin en sí mismo y solo ha de servir para hacer el bien, especialmente a los más pobres del mundo. En el marco de las dos parábolas de Lc. 16 se diseña, pues, un proyecto de economía alternativa orientado a atender las necesidades de los pobres, orientado a compartir y dar sin esperar nada a cambio. La alternativa entre Dios y el dinero se convierte en un absoluto. Jesús es consciente del atractivo seductor y corruptor de las riquezas y sabe que el dinero es un dios que exige pleitesía y adoración. Cuando el dinero se convierte en dios, se pone en peligro la convivencia humana, se rompen las relaciones familiares, se olvida el perdón, se extorsiona, se roba, se traiciona y se llega hasta quitar la vida del otro. Por eso Jesús declara abiertamente que no se puede servir a Dios y al dinero. José Cervantes Gabarrón

Actividad 7 1. Para algunos, el camino más eficiente para combatir la pobreza es el crecimiento económico acelerado; otro ven que una proporción importante de la pobreza, llamada “pobreza dura”, no puede ser superada por el simple impulso al crecimiento. — Investiga el concepto de “pobreza dura” y las políticas gubernamentales para combatirla. ¿Qué aporte podrían hacer los cristianos en el área técnica de la superación de la pobreza? ¿Lo hacen? 2. Señala cómo se debería entender la frase de Jesús: “¡Felices los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios!” (Lc. 6, 20).

La iniciativa privada y la empresa

La economía se preocupa de la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no solo cuantitativos, sino cualitativos, todo lo cual es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del ser humano y de la sociedad en la que vive y trabaja. El desarrollo, en efecto, no puede reducirse a un mero proceso de acumulación de bienes y servicios. Muy por el contrario, la pura acumulación, aun cuando fuese en pro del bien común, no es una condición suficiente para la realización de la auténtica felicidad humana. En este sentido, la Iglesia pone en guardia contra la mentira que se esconde tras la simple acumulación de bienes, ya que la excesiva disponibilidad de estos fácilmente hace a hombres y mujeres esclavos de la “posesión” y del goce inmediato. Es la llamada sociedad de consumo que da lugar al consumismo. La Iglesia considera la libertad de la persona en el campo económico un valor fundamental y un derecho muy importante que hay que promover y cuidar. Cada uno tiene el derecho de iniciativa económica, y podrá usar legítimamente de sus talentos para contribuir a una abundancia provechosa para todos, y para recoger los justos frutos de sus esfuerzos. Catecismo de la Iglesia Católica nº 2429
Es una gran riqueza actualmente que muchas empresas (grandes, medianas y pequeñas) sepan organizar un esfuerzo productivo en vistas a satisfacer necesidades determinadas, que sepan planificar un esfuerzo sostenido en el tiempo, haciendo una inversión racionalmente pensada y asumiendo los riesgos necesarios. Así se hace cada vez más evidente y determinante el papel del trabajo humano, disciplinado y creativo, y el de las capacidades de iniciativa y de espíritu emprendedor, como parte esencial de la economía.

Economía y empresa

Lo propio de las empresas es la capacidad de servir al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios, creando riqueza para toda la sociedad, no solo para los propietarios, sino también para los demás sujetos interesados en su actividad. Además de esta función económica, la empresa desarrolla una función social, creando oportunidades de encuentro, de colaboración, de valoración de las capacidades de las personas implicadas. Así, la empresa no puede considerarse solo como una “sociedad de capitales”, sino también como una “sociedad de personas”, en la que entran a formar parte de manera diversa los que aportan el capital y los que colaboran con su trabajo. Al pensar en una empresa, quizás la primera idea que se venga a la cabeza es “ganancia”. La Iglesia reconoce el valor del justo beneficio, como primera evidencia del buen funcionamiento de la empresa. Sin embargo, no es el único ni mejor criterio para decir que la empresa cumple su fin. Por ejemplo, puede que los balances económicos sean técnicamente correctos, y que al mismo tiempo los empleados, el recurso más valioso de la empresa, sean humillados y ofendidos en su dignidad, o que la actividad de la organización tenga una grave repercusión sobre el entorno natural. La dimensión ética del desarrollo económico tiene que ver con lo que Goulet llama el “full life model” o “modelo de vida plena”. Cada sociedad tiene un modelo de vida plena que tiene derecho a realizar y ello es lo fundamental en la propuesta del desarrollo integral. Se trata de que las poblaciones puedan expresar qué es para ellas desarrollo, desde su propia visión del mundo y de la vida, desde sus paradigmas. Por ello la primera cuestión sobre el desarrollo es preguntar a las comunidades, a los grupos humanos concretos qué es para ellos el desarrollo; cuando nos lo expliquen con sus sencillas palabras estaremos entendiendo detrás de ello su modelo de vida plena. Esa debe ser la habilidad principal del agente de desarrollo (proactiva). Por ello decimos que el desarrollo no es solo “desde abajo” sino “desde adentro”; es decir, si el desarrollo no parte del espíritu de la gente, no es auténtico desarrollo.

  *tomado de  Humberto Ortiz Roca

En tu cuaderno responde.-
1.- Explica por que razón el endeudamiento que promueve la industria es un "Negocio Perverso"
2.- Cual es la definición de pobreza que da el documento?
3.- Desarrolla las 4 preguntas de la actividad N°5

miércoles, 28 de agosto de 2019




          Somos religiosos por naturaleza.

                                                              Tomado de Religion 2 medio Edebe


La palabra religión proviene de la palabra latina re-ligare, que significa "religar, unir'; lo cual indica una relación de ligazón o vínculo de las personas con una realidad suprema, las personas y el entorno.
La religión es un hecho específicamente humano, el cual tiene su origen en el reconocimiento por parte del hombre de una realidad suprema, la cual confiere sentido último a la propia existencia, al conjunto de la realidad y al curso de la historia.

La religión, por tanto, es una experiencia propiamente humana. Cuando una persona reconoce y acepta a Dios o a un ser superior y hacia
Él orienta su vida con la esperanza de una existencia más plena, se dice que es una persona religiosa.
Bíblicamente, la actitud religiosa se identifica con el así llamado "temor de Dios", entendido como la actitud reverente del hombre a Aquel que es totalmente Trascendente y fuente de nuestra vida. A una persona que tenía esta actitud, los judíos la valoraban y la destacaban con palabras como estas:
Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos.

La forma más común de practicar esta dimensión humana es por medio de las diversas religiones que han existido en el mundo.

Hoy, en ciertos ámbitos y ambientes intelectuales, parece estar "de moda" el ateísmo: grupos de artistas, pensadores, científicos y políticos operan como futurólogos proclamando la tan anunciada "muerte de Dios" de que hablara Nietzsche en el siglo XIX. Pese a ello, y traspasando el fenómeno del se­cularismo actual, el ser humano no abandona su experiencia religiosa, porque es constitutiva de su ser.

Formas de Ateísmo
La palabra  ateísmo engloba una pluralidad de fenómenos muy diversos. Los principales, se pueden resumir así: Ateísmo agnóstico: "Piensan que el hombre no puede afirmar nada en absoluto acerca de Dios".
Ateísmo derivado por deficiencia del método: "Somete a examen la cuestión de Dios con un método tal, que la hace parecer como carente de sentido".
Ateísmo científico: Niega la existencia de Dios como con­ secuencia de querer explicar la existencia del mundo y del hombre por las ciencias positivas.
Ateísmo existencialista: Exalta de modo absoluto la existen­cia personal de hombre como arrojado a su propio destino. Ateísmo derivado de una imagen falsa de Dios: "Representa a Dios de tal manera que esa imagen que repudia no es de ningún modo el Dios del Evangelio".
Ateísmo de los indiferentes: 'Muchos ni siquiera se plantean problemas acerca de Dios, ya que parecen no sentir inquietud alguna por la religión y ni siquiera ven por qué han de pre­ ocuparse por el hecho religiosa".
Ateísmo práctico: Consiste en la actitud de aquellos hombres
que viven corno si no existiera Dios.
Ateísmo materialista: Afirma que existe solo la materia; el principal exponente de este ateísmo es la doctrina marxista, que busca "la liberación del hombre a partir, principalmente, de su emancipación económica y socia_l".

Te presentamos a continuación las características de las principales religiones del mundo:

Hinduismo.

Hindú es una palabra persa que significa 'indio'. Antiguamente, se daba este nombre a los habitantes del valle del río Indo. Hoy en día, con el término hinduismo se de­ signan las creencias y el estilo de vida tradicionales de los habitantes de la India.

Origen
A diferencia de otras religiones, en el hinduismo no encontramos un fundador o un origen claramente definido. El estilo de vida hindú es el resultado de un largo proceso de evolución:
- Empezó, hace más de tres mil años, en una civilización nacida en el valle del río Indo, a la que se sumó el aporte posterior de pueblos arios (palabra que significa 'nobles') provenientes del norte o centro de Europa que invadieron la India, sometieron a sus habitantes e introdujeron sus creencias religiosas.
-           En una evolución posterior, las diversas experiencias religiosas se mezcla­ ron y evolucionaron conjuntamente de forma compleja, lo que dio lugar al hinduismo, el conjunto religioso de la India actual.

Creencias o doctrinas
Todos los hinduistas creen en el dharma, la ley o el orden universal. Es la intuición esencial del hinduismo. Por eso, los propios hinduistas llaman a su religión sanatana dharma ('ley eterna'). El estilo de vida hindú consiste sencillamente en obrar conforme a esta ley.


En esta tabla resumimos sus principales creencias.

          Los hinduistas dan culto a numerosos dioses y diosas. Los principales constituyen la llamada trinidad hindú: Brama (el Creador), Vishnú (el Preservador) y Shiva (el Destructor). Cada uno de ellos tiene su respectiva esposa, que representa su fuerza o energía.

          La mayoría de los hinduistas considera a estas divinidades como manifestaciones de Brahmán, el Espíritu Absoluto o Alma Universal, que está presente en cada persona y constituye su alma o atman.
Es la creencia más importante de los hinduistas. Creer en la reencarnación significa aceptar que la existencia actual de cada persona ha sido precedida de muchas otras y será seguida de otras existencias o nuevos nacimientos.

          Cada reencarnación viene determinada por los actos realizados por la persona en la vida presente. Esto significa que los actos buenos de una persona determinan su reencarnación en una forma de vida superior y, de igual manera, los actos malos provocan su reencarnación en una forma de vida inferior.


Normas de vida
Los hinduistas creen que la persona nace en una determinada casta según los actos de su vida anterior y que debe cumplir con los deberes de su casta para reencarnarse en una casta superior.
Para escapar de la terrible e interminable cadena de reencarnaciones, el hinduismo propone varios caminos que dan forma a los diversos estilos de vida:
          El camino de los actos. Consiste en cumplir estrictamente los deberes que cada uno tiene por el hecho de pertenecer a una casta y al estado de vida que ha escogido.
          El camino del conocimiento. Busca el descubrimiento de Brahmán en el fondo del alma mediante la meditación. El que logra librarse de sus deseos ya no busca más, ha encontrado el Absoluto. Este camino está reservado a los brahmanes o sacerdotes.
          El camino de la devoción. Consiste en la entrega amorosa a un dios personal, considerado generalmente como una manifestación de Brahmán. Esta entrega se refleja en todos los actos de la vida, es decir, una fe expresada en la vida diaria y en el culto ritual: plegarias, repetición del nombre divino, peregrinajes, etc.
          El camino del yoga. A través del ejercicio del yoga, se frena toda actividad mental, toda idea y todo sentimiento, hasta conseguir calmar el espíritu a fin de realizar la unión con el Espíritu Absoluto. Este camino requiere de la guía de un gurú o maestro.

En cuanto a sus libros sagrados, los Vedas son los más importantes del hinduismo. Contiene rituales para sacrificios, reflexiones teológicas, anotaciones musicales y, en especial, himnos y oraciones. Presenta a los dioses asociados con elementos de la naturaleza: Va runa, dios del cielo; lndra, diosa de la tormenta, etc.
Además, están los Upanishad, con reflexiones filosóficas y teológicas que hablan de un solo dios: Brama y proponen la meditación para que el ser humano se identifique con él. Finalmente está las epopeyas del Ramayana y el Mahabharata, que narran la lucha constante entre el bien y el mal, entre el cosmos y el caos en los asuntos humanos.cccce

El hinduismo hoy
El hinduismo es una religión étnica, es decir, propia de una cultura y un país y, por tanto, no es misionera como el budismo o el cristianismo. Sin embargo, la influencia hindú se dejó sentir fuertemente en Indochina e Indonesia entre los siglos 11 a. C. y XII d. C., momento en que fue reemplazada por la influencia islámica.
Hoy en día, el hinduismo está extendido por la India (más de un 85% de la población), Bangladesh, Paquistán, Nepal, Malasia ... En total, reúne a más de 764 millones de fieles.
Por otro lado, la influencia del hinduismo ha traspasado las fronteras de la India y los países cercanos.


Actividad 
Resume en tu cuaderno lo que has aprendido del hinduismo, en una tabla como esta:
Origen                         Creencias                    Dioses             Libros sagrados





Budismo
El budismo es una religión que se funda en la vida y en las enseñanzas de Sidharta Gautama, apodado Buda, que significa “'iluminado o despierto”. El budismo nació en la India en el siglo VI a. C.; hace, por tanto, unos 2.500 años, como un intento de reforma del hinduismo.
Origen y fundador
En tiempos de Buda, los brahmanes hindúes habían basado la práctica de la religión en los sacrificios. Para la gran mayoría de la población, esta práctica
no daba respuesta a sus aspiraciones: escapar del sufrimiento de esta vida y de la rueda de las reencarnaciones.
En este contexto debemos situar la vida y las enseñanzas de Buda, cuya existencia histórica se ha demostrado
sin duda alguna. Nació, cerca del 563 a. C. en una aldea al pie del Himalaya, en el actual Nepal. Fue instruido en la religión hindú y ,de joven, vivió una vida despreocupada de lujo y placer.
A los 29 años conoció el dolor y el sufrimiento. Esta experiencia hizo que lo abandonara todo y, durante siete años, se dedicó, junto con cinco compañeros, a la práctica de una vida austera. Sin embargo, este estilo de vida no le hizo encontrar la felicidad y, al final, se dio cuenta de que la ac­ titud correcta ante el sufrimiento no consistía en huir de él, sino en eliminarlo de raíz.

Creencias o doctrinas
Buda no se presentó como un dios ni como un enviado de Dios. De ahí la afirmación de que el budismo no tiene Dios. A pesar de ello, muchos budistas creen en un Ser Superior al que dan culto
en la persona de Buda y otros; incluso, adoran a numerosas divinidades.
Su doctrina se basa en una intuición simple y desoladora: la universalidad del dolor. ¿Quién no ha experimentado el dolor y se ha interrogado por sus causas? Ante esta realidad incuestionable, propone, en las Cuatro Nobles Verdades que describe el Sermón de Benares, una serie de actitudes y conductas que hay que adoptar.
Todo en la vida es dolor       "He aquí,oh monjes, la noble verdad sobre el dolor: el nacimiento es dolor, la enfermedad es dolor, la vejez es dolor, la muerte es dolor. La convivencia con los que no se ama es dolor. La separación de lo que se ama es dolor. La falta de lo que uno desea es dolor. En resumen: las cinco partes de la existencia son dolor':
La causa del dolor es el apego        "He aquí, oh monjes, la noble verdad sobre el origen del dolor: es la sed que lleva a renacer acompañada del apego al placer, la que busca aquí y allá su satisfacción: es la          sed de goce, la sed de existir, la sed de destruir''.
Se acaba el dolor cuando cesa el deseo      "He aquí, oh monjes, la noble verdad sobre la supresión del dolor: esta sed solo se extingue por el aniquilamiento del deseo, desterrándolo totalmente de nuestro espíritu, renunciando a él, no dándole acogida en nosotros':
Existe un camino para suprimir el deseo  "He aquí, oh monjes, la noble verdad del camino que conduce a la supresión del dolor; este noble sendero tiene ocho ramas''.
Normas de vida
En la cuarta verdad, Buda propone un camino para liberarse del sufrimiento: el Noble Sendero de las Ocho Ramas. Son ocho etapas o fases que se han de seguir.
. Recto conocimiento. La comprensión de las Cuatro Nobles Verdades.
Recta intención. Mantener una actitud                                                                                                                benevolente, pacífica y alejada de los deseos de placer, de la malicia y del odio.

Recta palabra. Utilizar un lenguaje sincero, prudente y conciliador, y evitar
la mentira y la conversación inútil.    ,
Recta acción. Obrar conforme a una regla de conducta noble. Se prohíbe  '" especialmente matar, robar y cometer adulterio.
 Recta forma de vida. Ganarse la vida sin hacer daño a los demás.
Recto esfuerzo. Fomentar pensamientos, palabras y acciones nobles, y reprimir los malos impulsos.
Recto pensamiento. Evitar ceder a los dictados del deseo en pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.
Recta concentración. Meditación intensa que libera a la persona de todo deseo y la lleva a un absoluto desprendimiento de misma. Se practica mediante el yoga.

Resume en tu cuaderno lo que has aprendido del hinduismo, en una tabla como esta:
Origen                         Creencias                    Dioses             Libros sagrados




Además de los dos cuadros anteriores, en tu cuaderno responde.
¿Que tipos de ateísmos existen’?
¿Qué es el Budismo?
Cuales son las cuatro nobles verdades de los Budistas?
¿Qué es la religión?
¿Qué se entiende por temor de Dios?

lunes, 19 de agosto de 2019

La santidad: Dios es Santo


La Santidad


La santidad: Dios es Santo
Tomado de 2 año medio Religión Edebe

 La historia nos enseña que hay varones y mujeres de mucha calidad espiritual en todas las religiones y culturas. Con su vida y pensamiento, nos estimulan a ser mejores, a ser más positivos, a promover el bien con generosidad y desinterés. Ellos han buscado ser buenos y sembrar el bien. Por eso son recordados, admirados y, en muchos casos, imitados. La idea de santidad" está presente en todas las religiones, aunque con acentos y perspectivas diversas. En el Antiguo Testamento, una de las verdades más claras es que solo Dios es santo, el Santo. Algunas personas y objetos serán llamados "santos" en la medida en que Dios los elija y los acerque a Él. Por lo tanto, todo el pueblo de Israel es santo por tener al Señor en medio de ellos. Esto significa que el comportamiento de sus miembros y su modo de vida debe estar guiado por lo que Él quiere, es decir, por el amor, la justicia, la solidaridad y la obediencia. 

El Señor dijo a Moisés: Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles: Sean santos, porque yo, el Señor, Dios de ustedes, soy Santo. . Todos ustedes respetarán a su padre y a su madre y guardarán mis sábados. ¡Yo soy el Señor, su Dios! No odies en tu corazón a tu hermano; pero corrígelo, no sea que te hagas cómplice de sus faltas. No te vengarás ni guardarás rencor contra tus compatriotas, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues Yo soy el Señor. Al forastero que viva con ustedes lo mirarán como a uno de ustedes y lo amarás como a ti mismo, pues ustedes también fueron forasteros en Egipto. ¡Yo soy el Señor, tu Dios! No cometan injusticia en los juicios, ni en medidas de longitud, de peso o capacidad; usen balanzas justas, peso y medidas exactas, ¡Yo soy el Señor, el Dios de ustedes, que los saqué del país de Egipto! Guarden todas mis normas y mis mandamientos. Ustedes los pondrán en práctica. ¡Yo soy el Señor! 

 La santidad en el Nuevo Testamento En el Nuevo Testamento, la santidad está asociada a Jesucristo, el Santo, y su propuesta de santificarse en el servicio a los demás. La santidad a la que llama es muy concreta; tanto como dar un vaso de agua, vestir al desnudo o visitar al encarcelado: 

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me diste de comer; tuve sed; y me diste de beber; era forastero, y me acogiste; estaba desnudo, y me vestiste; enfermo y me visitaste; en la cárcel, y viniste a verme." .::.    Mt. 25,34-36" 
 
En la tradición de la Iglesia se ha dado mucha importancia a las personas que han sobresalido en su búsqueda de la perfección humana y cristiana, según las enseñanzas del Evangelio y los ejemplos de Jesucristo, quien es llamado "El santo de Dios" (Mc. 1,24)

La santidad cristiana, de acuerdo con la revelación, adquiere una particular intensidad de significado, porque brota de la misma perfección de Dios, "tres veces santo", y lleva a vivir en Él y para Él. Para la Iglesia, son santos y santas todos los que, unidos a 
Cristo, han recibido de Él el don del Espíritu Santo, cuya acción fundamental es la de "santificar", es decir, purificar y transformar al cristiano en un nuevo Cristo. Por esta razón decimos que la persona santa es, como Cristo, un testigo del amor de Dios entre nosotros. La santidad supone un esfuerzo humano para vivir los valores del Reinado de Dios, pero además se necesita del don que Dios regala a todos sus hijos e hijas. Don que han recibido todos los bautizados para llegar a la plenitud de la vida que Él quiere para nosotros. En Jesús podemos encontrar un ejemplo de esta santidad que integra muy bien las acciones de liberación, sanación y enseñanza con la oración, la meditación y la mirada de fe en la vida cotidiana.
 En el estribillo de la canción "Envíanos, Señor" se reconoce la originalidad que ha dejado la santidad en la vida de quienes han querido seguir al Señor más de cerca: 
Danos el amor apasionado de Pedro. La audacia evangélica de Pablo. Y la fiel intimidad del apóstol Juan. La sencilla pobreza de Francisco. La alegría servidora de Alberto Hurtado. La entrega generosa de Laura Vicuña. El silencio misionero de Teresa de Los Andes. Envíanos, Señor Jesús. 

"Santo" significa, etimológicamente, "separado para Dios" y también "perteneciente a Dios". Estas dos realidades las vivimos integradas en nuestra vida cristiana. Podemos decir que nos separamos de todo aquello que es contrario al querer de Dios; y que también le pertenecemos a Dios en cuanto que cada ser humano es valioso porque es "propiedad de Dios". La santidad cristiana es un don de Dios y es, al mismo tiempo, una vocación y misión para todos los discípulos del Señor. Se construye día a día, con la ayuda indispensable del Espíritu Santo que invita a la oración, a la celebración de los sacramentos, a la vivencia del Evangelio y al amor fraterno, como lo ha enseñado y testimoniado Jesús. Se trata, en pocas palabras, de llevar a la perfección la vida cristiana". Perfección a la cual todos estamos llamados por el mismo Señor cuando nos dijo:
"Sean perfectos como mi padre es perfecto" (Mt. 5, 48). 

Chile, tierra de santos y santas
Tenemos la gracia de contar con dos chilenos que han sido declarados santos por la Iglesia. Ellos representan dos estilos tradicionales de vivir la vocación cristiana: la oración y la acción social. Es por eso que: 

• valoramos el testimonio de vida cristiana del Padre Alberto Hurtado, una verdadera visita de Dios a nuestra patria. nos conmovemos con la mística y gozosa espiritualidad juvenil de Santa Teresa de Los Andes. Ellos, juntos con muchos otros chilenos y chilenas, conocidos y desconocidos, son para nosotros ejemplos estimulantes de la posibilidad de crecer cada día más en la "calidad de vida cristiana". Pero, ¿cuántos más son los santos y santas chilenos que, en el anonimato, viven heroicamente la fe? A veces son personas que pasan a nuestro lado, o estudian con nosotros, o viven cerca de nosotros. Son aquellos que luchan por la defensa de los derechos humanos, los que hacen las cosas bien y con responsabilidad, los que actúan con honestidad aunque el resto no lo haga, lo que usan su tiempo libre para el sano esparcimiento o la participación en grupos solidarios. La santidad está más cerca de nosotros de lo que pensamos. Y es algo que lo palpamos en esta vida. No es necesaria la muerte para que podamos decir: "era una persona santa, muy buena, que será difícil olvidar". 





La Iglesia es santa 

Una de las tareas principales de la Iglesia es acompañar a los cristianos y cristianas por el camino de la santidad, con el fin de que aprendan a conocer, amar y contemplar el rostro de Cristo y a redescubrir en Él la auténtica identidad y la misión que el Señor confía a cada uno. Pablo, cuando habla de la santidad de la Iglesia, lo hace con expresiones arquitectónicas: 

Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu

En esta tarea, la Iglesia da testimonio de su santidad, porque en ella habita la presencia viva del Señor Jesucristo. Cuando hablamos de la santidad de la Iglesia nos referimos a sus miembros, a quienes han sido bautizados y siguen a Jesús. Esta santidad se hace más visible en los santos reconocidos oficialmente y, en especial, en María, la que es llamada Santísima, porque no ha conocido el pecado y ha sido siempre y toda de Dios, su Señor. La Iglesia, desde el bautismo, invita a todos a crecer en santidad de vida, siguiendo y amando al Señor, el SANTO por excelencia. Por eso, en cada eucaristía los cristianos y cristianas lo aclaman: "Santo, Santo, Santo eres Señor, Dios del universo". 


Los frutos del Espíritu  
San Pablo señala que el Espíritu Santo produce en nosotros los frutos de la Caridad, Alegría, Paz, Paciencia, Comprensión de los Demás, Bondad, Mansedumbre y Dominio de Sí Mismo (Gál. 5, 22-23).
 Estos frutos son algunas de las "actitudes santas" que permiten descubrir la santidad como la vivencia de estos valores en las situaciones que nos toca vivir a diario. Lo fundamental es tener el deseo, por ejemplo, de ser caritativos, de andar con la alegría a flor de piel, de construir la paz a nuestro alrededor, etc. 



Santos conocidos y desconocidos
Los santos no están tanto detrás de nosotros, en el pasado, sino más bien delante de nosotros, para indicarnos cuál es el camino que debemos seguir o el estilo de vida que debemos vivir. Ellos se han esforzado seriamente para ser verdaderos discípulos del Señor, hasta asemejarse a Él. Los santos oficialmente canonizados por la Iglesia son millares. Pero es mucha más grande la cantidad de santos no canonizados y que ya están gozando de la visión de Dios en la eternidad. Los católicos los recordamos especialmente el 1 de noviembre, en la fiesta de "Todos los Santos". Ellos nunca han sido "canonizados", pero son realmente santos porque han amado y servido como Jesús. 

EL proceso de santidad.
Una persona no es santa solo porque así lo declara la Iglesia después de un largo proceso de investigación, sino más bien ratifica lo que ya existe: una vida dedicada hasta el heroísmo o que destaca en cualidades excepcionales. La canonización es el proceso que la Iglesia sigue para declarar que alguien es santo o santa, es decir, es el anuncio solemne de que una persona ha seguido a Jesús de manera ejemplar y merece ser presentada públicamente como un claro ejemplo para los demás cristianos y cristianas. El proceso que sigue la Iglesia católica contempla cuatro peldaños o momentos. Cada etapa tiene sus exigencias y en esto la Iglesia, experta en humanidad y en santidad, se rige por criterios y normas muy precisas y exigentes para no faltar a la verdad histórica. 

A. "Siervo de Dios" En la primera etapa se le llama así al cristiano o cristiana que inicia su camino a la canonización. Esto indica que ha sobresalido en su seguimiento de Cristo y se distingue de los demás cristianos porque ha vivido de acuerdo a la voluntad de Dios.

 B. "Venerable" Es la segunda fase de quien ha sido declarado Siervo de Dios. 
La palabra misma indica que esta persona merece veneración porque la Iglesia, a través de sus observaciones e investigaciones, conoce con certeza la calidad de su vida santa.

 C. "Beato" Es la tercera etapa, si la persona ha cumplido con todos los requisitos 
basados en numerosos estudios y testimonios exigidos para su beatificación.
 Esta palabra significa "feliz" e indica un grado mayor en el reconocimiento de su fidelidad al Señor y su ejemplo de vida cristiana. Uno de los requisitos de esta etapa es el de comprobar milagros o signos extraordinarios concedidos por su intercesión y que evidencien que se trata de una persona especial por su cercanía con Dios.
 Hay que recordar que los milagros los hace solamente Dios. Los santos son simplemente intermediarios o intercesores.

D. "Santo" Por último, una persona es declarada santa cuando la Iglesia encuentra que su ejemplo de vida cristiana puede ser reconocido universalmente, traspasando las fronteras. Es el caso, por ejemplo, de San Alberto Hurtado, un chileno cuyo compromiso social cristiano es excepcional, reconocido por todos y que puede ser modelo de vida para el mundo. 



Canonización de San Alberto Hurtado
La Iglesia, para declarar santo (canonizar) a uno de sus hijos, sigue un proceso largo y riguroso: nada se da por supuesto. La santidad debe de mostrarse con el testimonio de vida y el compromiso, y con su capacidad intercesora ante Dios, es decir, con los milagros. Por poner un ejemplo, he aquí un milagro que en la última etapa fue decisivo en el proceso de beatificación del Padre Hurtado. 
El milagro que posibilitó la canonización En 1996, la joven Vivianne Marcela Galleguillos Fuentes sufrió un serio accidente automovilístico fuera de Santiago. Su traslado a la capital tardo 10 horas, tras lo cual quedó internada en una clínica neurológica donde debió ser intervenida, dada la gravedad de sus lesiones. Tras la operación, la adolescente pasó cerca de siete días en estado de coma. Su gravedad era de tal magnitud que incluso se llegó a hablar de la posibilidad de que sus órganos fueran donados. En medio de la desesperación y el dolor, y afirmándose en la fe, la familia de la muchacha la encomendó a Alberto Hurtado. Su padre acudió hasta el santuario del beato y encomendó la vida de su hija a un milagro del sacerdote jesuita. Esa misma noche, la joven despertó sin secuelas, algo absolutamente inexplicable no solo para los médicos chilenos, sino también para los italianos, quienes declararon que la curación resultaba incomprensible para la ciencia médica. 

La posibilidad de que Juan Pablo II pueda ser canonizado cobra fuerza a la luz de numerosos testimonios de presuntos milagros motivados por su intercesión y, especialmente, por el respaldo popular y la fama de santo que se ganó en vida. Sin embargo, para ser beatificado es preciso que hayan pasado cinco años desde la muerte. Eso obligaría a esperar al menos hasta 2010 para empezar su eventual causa de beatificación, pero el Derecho Canónico permite que el Pontífice-Benedicto XVI en este caso emita una orden especial para anticipar ese plazo. El mismo Papa Juan Pablo II recurrió a ese expediente en el caso de la Madre Teresa de Calcuta, fallecida en 1997, ya que con una dispensa especial el proceso empezó al año siguiente y culminó con la beatificación de la religiosa en 2003.