jueves, 27 de abril de 2017

El señor de La SALLE 2°





San Juan Bautista de la Salle 2°
Resumen de un artículo publicado por el HERMANO CONSTANTIUS Traducido y actualizado por Antonio Hernández Baca Dedicado a todos los estudiantes lasalianos del mundo

F
undador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, reformador educativo y padre de la pedagogía moderna. Nació en Reims, Francia el 30 de abril de 1651 y murió en Saint-Yon, Rouen, el Viernes Santo 7 de abril de 1719.
. Juan Bautista fue el primogénito de Luis de la Salle y Nicolle de Moet de Brouillet. Sus padres fueron muy solícitos con la educación de su hijo, especialmente en lo relativo con su desarrollo moral e intelectual.
 el joven de la Salle  se sentía el llamado de servir a la Iglesia y por lo tanto, recibió la tonsura clerical el 11 de marzo de 1662 y fue instalado solemnemente como canónigo de la Sede Metropolitana de Reims el 17 de enero de 1667
Cuando no estaba ocupado con los deberes de su canonjía o con sus estudios teológicos, hacía buenas obras, bajo la guía de su director espiritual.
Durante los pocos años que se sucedieron entre su ordenación al sacerdocio y el establecimiento de su instituto, de la Salle se ocupó de llevar a cabo el testamento y última voluntad de Nicolas Roland, quien, al morir, le había confiado la recién establecida Congragación de las Hermanas del Niño Jesús. "Tu celo la hará prosperar," le dijo Roland. "Completarás el trabajo que he iniciado. En todo esto, el padre Barre será tu modelo y guía." Así fue de la Salle llevado, imperceptiblemente a su misión en la vida. "La idea nunca se me ocurrió a mí," escribió en una memoria. " Si alguna vez hubiera pensado que tendría que hacer lo que hice por pura caridad con los maestros pobres iba a terminar haciendo que viviera con ellos, hubiera renunciado al instante." Este sentimiento lo expresó de nuevo en el ocaso de su vida en estas enfáticas palabras: "Si Dios me hubiera revelado lo bueno que podría ser logrado por este instituto, y de la misma manera me hubiera hecho saber las pruebas y los sufrimientos que lo acompañarían, mi valor habría fallado, y yo nunca lo habría emprendido

De la  Salle funda varias escuelas elementales, pero no está conforme.  A pesar de ser el principal instrumento en la apertura de estas escuelas elementales. Se sentía inconscientemente atraído al trabajo. Diariamente visitaba a los maestros para animarlos o sugerirles métodos prácticos para obtener resultados específicos. Pero cuando descubrió que los maestros se desanimaban debido a la falta de guía adecuada después de las horas en la escuela, procedió a juntarlos para poder dirigirlos y darles lecciones prácticas de empleo útil del tiempo y para prevenir golpes y disgustos. No solo los ayudaba en clase y después de clases, sino que les alivió la vida. Inclusive los admitió a su mesa y después los acogió bajo su propio techo. Por consiguiente se fueron acercando cada vez más, formando una hermandad íntima con los maestros de los pobres. 
Simplemente se mantuvo listo para seguir la guía de la providencia. Renunció a su canonjía en julio de 1683 y distribuyó su fortuna entre los pobres en el invierno de 1684, dando pruebas convincentes de que no dudaría en hacer cualquier sacrificio que fuera necesario para completar el trabajo que había comenzado. 
“Debo hacer el trabajo de Dios y si lo peor debe pasar roguemos al Señor por fuerza." La confianza en la Providencia Divina fue algo imprescindible para la fundación de las Escuelas Cristianas.
Hasta este período (1684), el instituto no tenía las características de una organización permanente. De 1694 a 1717, la lucha por la subsistencia fue más que crítica. En 1692 el instituto estaba tan debilitado por las muertes y renuncias que de la Salle apenas pudo encontrar dos hermanos que estuvieran dispuestos a atarse por medio de un voto para mantener las escuelas gratuitas.
De la Salle estuvo convencido de que su instituto se debía fundar en la simplicidad y la humildad. Ningún hermano podría, siguiendo en la congregación, permitirse distraerse de sus funciones como maestro, dedicándose a estudios especiales, a la lectura del Oficio Divino o al cumplimiento de las obligaciones del ministro sagrado." Por lo tanto, ningún hermano puede aspirar al sacerdocio ni realizar ninguna función sacerdotal y ningún eclesiástico puede ser miembro del instituto. Esta fue la nueva regla que de la Salle agregó y se encuentra en la Constitución del Instituto.
De la Salle fue siempre prudente y siempre estuvo inspirado por Dios, por ello no cejó en darle a su instituto un carácter positivo para cumplir su objetivo: la educación cristiana de la juventud y la cultivación del espíritu de fe, piedad, mortificación y obediencia que debía caracterizar a sus miembros. Su don de ganar almas para Dios y guiarlas a hacer grandes sacrificios, se complementó con la espléndida habilidad ejecutiva que le permitió fundar un instituto y supervisarlo y dirigir su desarrollo gradual. Un estudio de las extraordinarias condiciones religiosas, sociales y educacionales de la época en que de la Salle fundó el instituto muestra el peculiar carácter de las dificultades que tuvo que enfrentar y sobrellevar. El jansenismo había ganado adeptos en Francia y diseminado sus perniciosas doctrinas; adoptaba disensiones internas y promovía el galicanismo, con gran detrimento de la fe y de la lealtad a la Santa Sede. En el orden social, un espíritu de exagerada independencia condenaba la autoridad o la ignoraba.
. Las interminables guerras internas y externas, con sus correspondientes males, producían un efecto desastroso en la gente. Las demandas exorbitantes por parte de los oficiales del ejército, la violencia de la soldadesca, la rapiña de los supervisores, los saqueos, hambrunas y ruina, dejaban a provincias enteras de Francia bajo el peso de terribles sufrimientos y miseria inenarrable.
. Las escuelas estaban pobre y negligentemente atendidas. Los niños y la gente generalmente eran ignorantes y el vicio, de acuerdo con las autoridades contemporáneas era flagrante en todas las clases. De la Salle cuidadosamente estudió estas condiciones y, movido por la compasión por los pobres, resolvió mejorar su estatus moral y social. El fundador analizó la situación y propuso como remedio la creación de escuelas gratuitas populares adecuadamente equipadas y a cargo de celosos maestros, quienes implantarían en los corazones de los niños la semilla de aquellas virtudes que tendieran a regenerar tanto a los alumnos como a sus padres. Vio que una congregación religiosa compuesta por hombres ilustrados, ansiosos de la salvación de las almas, podría luchar contra la irreligiosidad, el vicio y la ignorancia.
También vio que, mientras el espíritu guiador de dicho instituto debía permanecer fundamentalmente sin cambios, su objetivo, como organización permanente trabajando en beneficio de la humanidad, debía tener el carácter de una fuerza social que respondiera a las necesidades de cualquier época y país.
Las varias reformas educativas introducidas por de la Salle probaron que legislaba sabiamente. Los cursos de estudio para las primarias gratuitas, escuelas técnicas y colegios evidencian su amplia cultura y gran comprensión de los problemas educativos. Así pues, si las necesidades de una cierta localidad pedían materias especiales o si los tiempos y condiciones demandaban ciertos estudios avanzados, de la Salle no tardaba en responder dichas peticiones y darle a esos asuntos un lugar de acuerdo a la importancia de su valor educativo. Aún más, de la Salle desarrolló su genio en darle a su instituto un carácter distintivo, el de un cuerpo colegiado consagrado a trabajar en la educación popular. De este modo, se convirtió en el creador de un sistema de pedagogía psicológica que incluía los principios esenciales posteriormente adoptados por otros reformadores educativos,
Para la elaboración de la base vernácula de toda la instrucción, de la Salle apela a la inteligencia del niño, preparando el camino para el estudio de una literatura nacional y llevando al hombre adulto a aquellas avenidas del conocimiento real. Con el enfoque científico percibió lo absurdo de mantener los textos latinos para enseñar el arte de leer. Para dicho cambio, él dio las siguientes razones:
· La enseñanza del arte de leer en escuelas primarias, por medio de la lengua vernácula, es mucho más útil que con los textos latinos.
· La lengua vernácula es más fácil de enseñar a los niños, quienes ya tienen algún conocimiento de la misma, que el latín, del cual son completamente ignorantes. 
 Es imposible para los niños de escuelas primarias dominar la lectura de textos latinos, porque no están conscientes de la importancia del asunto. Es, por lo tanto, parte de la sabiduría de entrenar a los niños metódicamente la lectura inteligente de trabajos escritos en la lengua vernácula. Por lo tanto, habiendo dominado el arte de leer en vernácula, unos cuantos meses podrían ser suficientes para que lean el latín de forma fluida, mientras que por el método tradicional, ello requiere de varios años. [Annales de l'Institut, I (1883), pp. 140, 
Este hecho prueba que de la Salle era un profundo pensador, un genio de la educación popular. Abarcó a todas las clases y condiciones de la sociedad. Haciendo las escuelas -populares gratuitas, abarcó las necesidades crecientes de la sociedad en su tiempo y en todos los tiempos. Ninguna fase del problema educativo escapó a su penetrante visión.
Los últimos años de de la Salle pasaron en retiro en Saint-Yon. Allí revisó la regla antes de dársela al hermano Barthélemy, el primer superior general. Durante los últimos días de su vida, mostró el mismo espíritu de sacrificio que marcaron sus primeros años. En la Semana Santa de 1719, dio signos indudables de que el final estaba cerca. El Jueves Santo, a petición del hermano Barthélemy, bendijo a los hermanos reunidos junto a su lecho y les dijo sus últimas palabreas de consejo. Sus últimas palabras fueron: "Adoro en todo la voluntad de Dios para conmigo." En la mañana del Viernes Santo, 7 de abril de 1719, entregó su alma al Creador. Fue beatificado el 19 de febrero de 1888 y canonizado por León XIII el 24 de mayo de 1900. En 1950, a causa de su vida, su obra y sus escritos inspirados, recibió el título de Santo Patrono de los que trabajan en el ámbito de la educación. Su fiesta es el 15 de mayo.

Actualmente, el Instituto se encuentra presente en 85 países, contando con más de 750,000 alumnos y 60,000 colaboradores seglares que trabajan con los hermanos; trabajan prácticamente en todos los países de América Latina. El instituto se divide en regiones y distritos.



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