San Juan Bautista de la Salle…. Educador.
Su vida coincide casi exactamente con los
años del famoso rey Luis XIV.
Probablemente su existencia habría pasado desapercibida
si se hubiera contentado con vivir de acuerdo a su clase social adinerada, sin
preocuparse por hacer ninguna obra excepcional en favor del pueblo necesitado.
Pero la fuerza misteriosa de la gracia de Dios encontró en él un instrumento
dócil para renovar la pedagogía y fundar las primeras escuelas profesionales y
las más antiguas escuelas normales y fundar una Comunidad religiosa que se ha
mantenido en principalísimos puestos en la educación en todo el mundo. Este
santo fue un genio de la pedagogía, o arte de educar.
Si San Juan Bautista de la Salle viviera hoy
aquí en la tierra abriría los ojos aterrado al ver que la educación se ha
secularizado, o sea se ha organizado como si Dios no existiera y sólo se
preocupa por hacer de los seres humanos unos animalitos muy buen amaestrados,
pero sin fe, sin mirar a la eternidad ni importarle nada la salvación del alma.
Porque para él, lo imprescindible, lo que constituía su obsesión, era obtener
la salvación del alma de los educandos y hacerlos crecer en la fe. Si no
hubiera sido por estos dos fines, él no habría emprendido ninguna obra
especial, porque esto era lo que en verdad le interesaba y le llamaba la
atención: hacer que los educandos amaran y obedecieran a Dios y consiguieran
llegar al reino eterno del cielo.
Juan Bautista había estudiado en el famoso
seminario de San Suplicio en París y allí recibió una formidable formación que
le sirvió para toda su vida. Fue ordenado sacerdote y por su posición social y
sus hermosas cualidades parecía destinado para altos cargos eclesiásticos,
cuando de pronto al morir su director espiritual lo dejó como encargado de una
obra para niños pobres que el santo sacerdote había fundado: una escuela para
niños y un orfelinato para niñas pobres, dirigido por unas hermanitas llamadas
de El Niño Jesús. Allí en esa obra lo esperaba la Divina Providencia para
encaminarlo hacia la gran obra que le tenía destinada: ser el reformador de la
educación.
La Salle le dio un viraje de 180 grados a
los antiguos métodos de educación. Antes se enseñaba a cada niño por aparte.
Ahora La Salle los reúne por grupos para darles clases (en la actualidad eso
parece tan natural, pero en aquel tiempo era una novedad). Antiguamente se
educaba con base en gritos y golpes. El padre Juan Bautista reemplazaba el
sistema del terror por el método del amor y de la convicción. Y los resultados
fueron maravillosos. La gente se quedaba admirada al ver cómo mejoraba
totalmente la juventud al ser educada con los métodos de nuestro santo.
No les enseñaba solamente cosas teóricas y
abstractas, sino sobre todo aquellos conocimientos prácticos que más les iban a
ser de utilidad en la vida diaria. Y todo con base en la religión y la
amabilidad.
La
Salle empezó a reunir a sus profesores para instruirlos en el arte de educar y
para formarlos fervorosamente en la vida religiosa. Y con los más entusiastas
fundó la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas que hoy son unos
15,000 en más de mil colegios en todo el mundo. Y siguen siendo una autoridad
mundial en pedagogía, en el arte de educar a la juventud. El éxito de los
Hermanos Cristianos fue inmenso desde el principio de su congregación, y ya en
vida del santo abrieron colegios en muchas ciudades y en varias naciones. Un 15
de agosto los consagró San Juan Bautista a la Santísima Virgen y han
permanecido fervorosos propagadores de la devoción a la Madre de Dios.
Al principio algunos le fallaron porque el
santo era tan bondadoso que no podía imaginar mala voluntad en ninguno de sus
discípulos. Para él todo el mundo era bueno, y por mucho que lo hubieran
ofendido estaba siempre dispuesto a perdonar y a volver a recibir al que había
faltado. Y tuvo la prueba dolorosísima de ver que algunos lo engañaron y se
dejaron contagiar por el espíritu del mundo. Pero luego sus asesores lo
convencieron para que no aceptara a ciertos sujetos no confiables y que
expulsara a algunos que se habían vuelto indignos. Y el santo aceptando con
toda humildad y mansedumbre los buenos consejos recibidos procedió a purificar
muy a tiempo su congregación.
Siendo de familia muy rica, repartió todos
sus bienes entre los pobres y se dedicó a vivir como un verdadero pobre. Los
últimos años cuando renunció a ser Superior General de su Congregación, pedía
permiso al superior hasta para hacer los más pequeños gastos. Los viajes aunque
a veces muy largos, los hacía casi siempre a pie, y pidiendo limosna para
alimentarse por el camino, durmiendo en casitas pobrísimas, llenas de plagas y
de incomodidades.
Una vez pasó todos los tres meses del
crudísimo invierno, en una habitación sin calefacción y con ventanas llenas de
rendijas y con varios grados bajo cero. Esto le trajo un terrible reumatismo
que durante todo el resto de su vida le produjo tremendos dolores y las
anticuadas curaciones que le hicieron para ese mal lo torturaron todavía mucho
más.
En su juventud, por ser de familia muy
adinerada, había gozado de una alimentación refinada y muy sabrosa. Cuando se
dedicó a vivir la pobreza de una comunidad fervorosa y en la cual, los
alimentos eran rudos y desagradables, tenía que aguantar muchas horas sin
comer, para que su estómago fuera capaz de recibirle esos alimentos tan burdos.
Su sotana y su manto eran tan pobres y
descoloridos, que un pobre no se los hubiera aceptado como limosna.
Su humildad era tan grande que se creía
indigno de ser el superior de la comunidad. Estaba siempre dispuesto a dejar su
alto puesto y alguna vez que por calumnias dispuso la autoridad superior
quitarlo de ese cargo, él aceptó inmediatamente. Pero todos los Hermanos firmaron
un memorial anunciando que no aceptaban por el momento a ningún otro como
superior sino al Santo Fundador y tuvo que aceptar el seguir con el superior.
No se cansaba de recomendar con sus palabras
y sus buenos ejemplos, a sus religiosos y amigos que la preocupación número uno
del educador debe ser siempre el tratar de que los educandos crezcan en el amor
a Dios y en la caridad hacia el prójimo, y que cada maestro debe esforzarse con
toda su alma por tratar de que los jovencitos conserven su inocencia si no la
han perdido o que recuperen su amistad con Dios por medio de la conversión y
de un inmenso horror al pecado y a todo lo que pueda hacer daño a la
santidad y a todo lo que se oponga a la eterna salvación.
Pasaba muchas horas en oración y les insistía
a sus religiosos que lo que más éxito consigue en la labor de un educador es
orar, dar buen ejemplo y tratar a todos como Cristo lo recomendó en el
evangelio: "haciendo a los demás todo el bien que deseamos que los demás
no hagan a nosotros".
San Juan Bautista de la Salle murió el 7 de
abril de 1619 a los 68 años. Fue declarado santo por el Sumo Pontífice León
XIII en el año 1900. El Papa Pío XII lo nombró Patrono de los Educadores del
mundo entero.
Santo
educador: tú que recomendabas que se le concediera la máxima importancia a la
clase de religión, considerándola la más provechosa de todas en todo colegio y
escuela, pídele al buen Dios que la clase de religión vuelva a estar en
primerísimo lugar en nuestros centros de educación y no vaya a ser reemplazada
jamás por otras asignaturas menos importantes. Y ruégale a Dios que nos envíe
muchos y santos y muy fervorosos profesores de religión.
San Juan Bautista nace en la ciudad de Reims, Francia, el 30 de abril de
1651. Es
contemporáneo del gran Rey Luis XIV, llamado el Rey Sol. Su familia es muy
acomodada y su madre piadosa. Es el mayor de 10 hijos.
Ya a los 10 años de edad desea ser sacerdote. A los 15 años Juan
Bautista es nombrado canónigo en el cabildo de Nuestra Señora de Reims, uno de
los más ilustres del reino. Al cumplir sus 18 años terminó los estudios
medios en el Colegio Bons-Enfants de Reims, se graduó de Maestro en Artes e
ingresó al famoso Seminario de San Sulpicio en París.
A los 19 años quedó huérfano de padre y madre y tomó la responsabilidad
de educar sus seis hermanos menores (tres otros murieron de pequeños). A
los 22 años, Juan Bautista De La Salle obtuvo la Licenciatura en Teología, en
la Soborna. Es ordenado sacerdote a los 27 años, en 1678.
A los 30 años El Padre De La Salle era doctor en Teología. Parecía estar
encaminado hacia altos cargos eclesiales. Pero sentía la llamada de Dios a la
formación de los pobres. El 24 de Junio de 1680 Juan Bautista se comienza a
reunir con un grupo de maestros en su casa de familia. Allí, durante el día les
da formación humana, pedagógica y cristiana.
Al año siguiente, el 24 de Junio de 1681, el Padre De La Salle se traslada con sus maestros a vivir en una casa de alquiler en la Calle Nueva, Parroquia de San Esteban. Este evento marca el nacimiento de la Comunidad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
La espiritualidad de los Hermanos se caracteriza por su espíritu de fe
que consiste en ver, juzgar, amar y obrar siempre a la luz del Evangelio; es
decir, de la vida y doctrina de Jesucristo.
El Padre La Salle introdujo muchas reformas en la educación. En su
esfuerzo por llegar a cuantos pobres pudiese, Juan Bautista decidió no
enseñarles latín, lo cual fue un principio revolucionario. Introdujo también
la enseñanza de niños en grupo, pues hasta entonces se educaba a cada niño por
separado.
En 1688 abrió una escuela gratis en Paris para jóvenes pobres. También
fundó universidades en Reims y Saint-Denis para entrenar a maestros.
En Agosto de 1683, El Padre De la Salle renunció a ser canónigo de la
Catedral de Reims para dedicarse plenamente a la dirección de las Escuelas
Cristianas y la formación de su comunidad de maestros.
Amor a los pobres
Durante el invierno de 1684 una hambruna desoló a Francia. El Padre De
La Salle repartió sus bienes a los pobres hasta quedarse el mismo
pobre. Su propósito se mantiene fijo: Educar a los pobres.
En Junio de 1686 el Padre De La Salle propuso a los maestros de su
comunidad consagrarse a Dios para servir en el mundo y no como monjes. El
Domingo 9 de Junio ocho Hermanos, todos ellos directores, emitieron sus
primeros votos en compañía de Juan Bautista De La Salle: obediencia,
asociación y estabilidad. Los hermanos para entonces ya vivían en pobreza y
celibato.
El 15 de agosto: Consagración a la Santísima Virgen
El Padre De La Salle consagró su comunidad a la Virgen.
Pruebas muy dolorosas no faltaron. Algunos maestros se dejaron llevar
por la mentalidad del mundo. Juan Bautista trató de convencerles pero al final
debió despedir a algunos. Pero la obra avanza. En vida del santo, su
congregación abrió escuelas en muchas ciudades.
Una vez establecida la congregación renunció a ser Superior General y se
sometió al nuevo superior en completa obediencia. Casi siempre viajaba a pie,
pidiendo alimento y alojamiento.
El viernes santo del 7 de abril de 1719, el Padre De La Salle, su salud
quebrantada, muere en Rouen a la edad de 67 años.
Beatificado el 19 de Febrero de 1888 por el Papa León XIII,
Canonizado el 24 de Mayo de 1900 por el mismo Papa.
EL 15 de Mayo de 1950, el Papa Pío XII nombra a San Juan Bautista de la Salle patrón de los educadores.
En la actualidad 6,500 Hermanos y 64,000 colaboradores de la Comunidad
de Hermanos de las Escuelas Cristianas están en 82 países, con 1080 centros
docentes y educan 860,000 alumnos aproximadamente
En Chile los hermanos llegaron hace 140 años, desde
entonces optaron por educar a los niños con menores recursos.
En la actualidad dirigen 7 colegios: 2 en Temuco,1
en Talca, 4 en Santiago
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