lunes, 28 de marzo de 2022

El hombre un espíritu encarnado

 

C Colegio San Gregorio de la Salle
P Hugo Vicencio Reyes
Material de trabajo (recopilado)

El Hombre Un espíritu encarnado

 

La primera página de la Bibliaal detallar la forma en que el Creador fue dando vida al Universo, reitera una y otra vez que 'Todo ello era bueno". Como coronación de su obra, Dios crea al Hombre y, para que domine sobre todo lo creado, le ordena crecer, multiplicarse y hacerse dueño de toda la Tierra.

A poco andar, con la distorsión que trae consigo el pecado, el avance del hombre se hace fatigoso. Surge su división íntima y 'toda la vida hu­mana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, por cierto dra­mática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas".

¿Qué ordenó Dios al Hombre en la creación?

 

LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO

 El Concilio Va­ticano II enfatiza, sin embargo, que todo cuanto haga el hombre en el cam­po de la vida social sobre la Tierra, no sólo es bueno como medio para alcanzar el destino sobrena­tural, sino que es bueno en sí mismo, tal como Dios fue encontrando "bue­no" cuanto creó:

todo lo que consti­tuye el orden tem­poral: bienes de la vida, de la familia, la cultura, la eco­nomía, las artes y las profesiones, las instituciones de la comunidad política, las relaciones internacionales y otras realidades semejantes, así como su evolución y progreso, no son solamente medios para el fin último del hombre sino que tienen, además, un valor propio puesto por Dios en ellos, ya se los considere en sí mismos ya como parte de todo el orden temporal: "y vio Dios todo lo que había hecho y era muy bueno" (Gén. 1, 31).

Ahora, si reunimos este conjunto de "cosas buenas" que interesan al hombre sobre la Tierra, tendremos lo que se entiende por "valores temporales". Con lo explicado queda en claro que estos valores son, en sí mismos, de gran importancia para los cristianos; que éstos, en su condición de tales, están obligados a trabajar por el desarrollo máximo de tales valores: sean ellos educación, vivienda, diversiones, trabajo, vida familiar, acción gremial y todo cuanto ayude  a elevar la vida personal y social del hombre sobre la Tierra.

Precisamente, cuando estos valores enfrentan conflictos, desórde­nes, injusticias o violaciones masivas del derecho que todos los hombres tienen de gozar de ellos, se ve más clara aún la responsabilidad del cris­tiano. La realidad de los países subdesarrollados, como el nuestro y las tres cuartas partes del globo terrestre, es sumamente elocuente a este respecto.

Las razones expuestas nos permiten comprender por qué la Iglesia se preocupa no sólo de asuntos espirituales, sino de todo cuanto atañe a la vida del hombre, en todos los tiempos.

¿Que constituye el orden temporal?

¿Qué son los valores temporales?

¿La Iglesia tiene soluciones a los problemas sociales?

 Al enfrentarse a los problemas del mundo actual, el cristiano se pre­guntará también si la Iglesia tiene respuestas concretas frente al inmen­so cúmulo de tensiones que agitan a la sociedad de hoy.

 La Iglesia no tiene respuestas en el sentido de un recetario donde encontrar la fórmula mágica para cada paso. También sería poco cristiano dar un recetario: el discípulo de Cristo se sabe libre, y debe tener la posibilidad de ejercer esa libertad al buscar elementos para construir una sociedad cada vez más humana.

Ciertamente la Iglesia tiene su respuesta frente a los problemas sociales, entendiendo por tal un cuerpo básico de principios que per­miten analizar y enfrentar la realidad problemática a la luz de las ense­ñanzas y actitudes de Jesús. Ellos orientan la acción social, política y económica de los cristianos. El conjunto de tales principios en el contex­to de toda la Revelación, teología y praxis de la Iglesia, en sus dos mil años de experiencia, constituye la Doctrina Social de la Iglesia.

¿Qué es la Doctrina social de la Iglesia?

 Se trata de un conjunto ordenado de principios y criterios que permite a los cristianos una visión integrada y de conjunto sobre los hechos y problemas sociales, en un enfoque de acuerdo con el Evangelio de Jesús. Es una respuesta dinámica que facilita un enfoque cristiano de los hechos sociales; que permi­te dar una real dimensión a los valores temporales y enfrentar po­sitivamente la obligada tensión entre los principios permanentes y las situaciones concretas y cam­biantes de cualquier grupo huma­no.

 Esta doctrina no es algo teó­rico y abstracto que se petrifique en el mundo de las ideas está­ticas. Como toda doctrina, está llamada a la acción y conduce a realizaciones concretas y efica­ces, ya sea partiendo de princi­pios seguros y fundamentales, o de la dinámica movilidad de los hechos humanos, cotejados con aquellos principios.

 

¿Qué e s la Doctrina Social de la Iglesia?

Iglesia y política

 Más de alguna vez habremos oído -especialmente en estos últimos años- que se le imputa a la Iglesia estarse "metiendo" en política cuan­do levanta su voz para denunciar situaciones que afectan a la dignidad de las personas, a violaciones flagrantes a los derechos y deberes de los grupos sociales. El mismo reproche suele lanzársele cuando ella hace oír consejos u orientaciones sobre la forma en que deben conducirse los cris­tianos frente a las realidades o problemas de la vida diaria, especialmen­te en el campo social, económico, laboral y en las relaciones entre las personas, agrupaciones, clases, autoridades, e incluso, entre las diversas naciones.

Tales acusaciones pueden, hasta hacer dudar a los cristianos con­vencidos y sinceros, que, con razón, pueden preguntarse también: ¿Por qué la Iglesia se mete en estas cosas?, ¿acaso Jesucristo no dijo que su "Reino no es de este mundo"?, ¿no constituyó Él su Iglesia para que buscara la salvación de todos los hombres, en vez de preocuparse de asuntos terrenales?

Indudablemente, la primera y fundamental responsabilidad de la Iglesia es netamente religiosa: buscar por todos los medios la salvación eterna de todos los hombres. Pero al hacerlo, no puede dejar de lado la realidad de que el hombre es cuerpo y espíritu. Para preocuparse ver­daderamente de él, hay que hacerlo en forma completa, es decir, respe­tar esa doble realidad, simultáneamente.

 La Santa Iglesia, realizando todo esto, pone por obra el mandato de su fundador, Cristo, que se refiere sobre todo a la salvación eterna del hombre, cuando dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida", y "Yo soy la luz del mundo".

 Mas, en otro lugar, al mirar la multitud hambrienta, compadecido prorrumpió en las palabras: "Me da compasión esta mu­chedumbre", dando así prueba de preocuparse también de las exigen­cias terrenas de los pueblos con los ejemplos de su vida, cuando para calmar el hambre de la multitud, varias veces multiplicó el pan milagro­samente.8

 

¿Es licito que la iglesia se meta en cuestiones políticas? justifica brevemente

 En resumen: Al preocuparse del hombre completo, cuerpo y alma,

 la Iglesia es consecuente con su concepto de la persona humana y con el ejemplo de Cristo. Quienes quisieran verla reducida al ámbito de los templos y hablando solo  de la salvación eterna, querrían  en el fondo, una Iglesia mutilada, útil tal vez para controlar las pasiones humanas, pero que "no haga problemas" frente a ciertos egoísmos. Injusticias  y  otras actitudes anticristianas, que se sienten molestas ante el peso moral de una Iglesia comprometida con la Verdad, la Justicia y la verdadera Ca­ridad.

 

La Iglesia, para cumplir con sinceridad su misión, junto con predicar que el hombre es imagen de Dios, debe procurar que sea respetado y viva como tal. Cuando contempla un orden socioeconómico injusto, que oprime a la persona humana,  Ella, como custodia de la verdad y de la moral, no puede callar, ni menos permanecer pasiva, cooperando indirec­tamente con el mal.

 Además, siendo la vida en este mundo la condición que de­termina la suerte del hombre por toda la eternidad, la Iglesia tiene la obligación de señalar a sus hijos las normas de conducta que han de adoptar en todas sus actividades terrenas, para cum­plir el plan de Dios en el mundo y alcanzar su destino sobrenatu­ral.

Todo esto corresponde al magisterio de la Iglesia, es decir, a la "potestad y deber" que Cristo le confió de enseñar a los hombres la verdad y tutelar el orden moral.

Por esta razón, el mismo Concilio Vaticano II declara:

"Es de justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas par­tes predicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina social ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna, y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas".14

 

¿Por que razón la iglesia se preocupa de los problemas socioeconómicos?

 EXISTENCIA DE LA ENSEÑANZA SOCIAL

 La Iglesia, por tanto, debe ofrecer un conjunto doctrinal más o menos estructurado para responder a los problemas que plantea la vi­da de la persona humana en sociedad.

 Juan XXIII precisó que la Iglesia proclama una concepción siempre actual de la convivencia humana, basada en el principio de que la per­sona humana es el fundamento, el fin y el sujeto" de toda actividad social; y puntualizó que: "De este principio fundamental, el magisterio de la Iglesia, con la colaboración de sacerdotes y seglares, ha desarro­llado, especialmente en este último siglo, una doctrina social que indica con claridad el camino seguro para construir las relaciones de convi­vencia según los criterios universa­les, que respondan a la naturaleza, a las diversas esferas del orden temporal y al carácter de la socie­dad contemporánea, y precisamente por esto pueden ser aceptados por todos.15

La iglesia ha ido explicitando sus enseñanzas en los diversos campos de la existencia, lo social, lo económico, lo político, lo cultural, se­gún las necesidades.

 Por tanto, la finalidad de esta doctrina de la Iglesia que aporta su visión propia del hombre y de la humanidad- es siempre la promoción y liberación integral de la persona humana, en su dimensión terrena y trascendente, contribuyendo así a la construcción del Reino último y definitivo, sin confundir, sin embargo, progreso terrestre y crecimiento del Reino de Cristo.”

Para que existe la Doctrina Social de la Iglesia?

 "El aporte de la Iglesia a la liberación y promoción humana se ha ve­nido concretando en un conjunto de orientaciones doctrinales y criterios de acción que solemos llamar 'enseñanza social de la Iglesia"' (Puebla N472).

 Sus principios, como explicábamos, se basan en la Ley Natural y en la Revelación. Las normas de conducta sólo tienen fuerza en el campo moral, no en el aspecto técnico. Cuando descienden a detalles técnicos sólo pretenden aportar la opinión de la Iglesia, basada en estudios y ex­periencias de personas competentes. En el terreno moral, en cambio, la Iglesia hace pleno uso de su Magisterio, con el fin de:

 a)   Indicar los derechos y deberes de cada hombre frente a sus semejan­tes;

b)   Dar su juicio acerca de las distintas instituciones que están al servi­cio del hombre;

c)   Señalar la forma y orientación que han de adoptar, para estar más de acuerdo con la Ley Natural y la Revelación;

d)   Sugerir las reformas y soluciones que, con igual fin, podrían introdu­cir en la vida económico-social.

 Tratándose, pues, de principios y normas morales entregadas por el magisterio de la Iglesia, la Doctrina Social es obligatoria para los cristia­nos.

Decía Pío XII: "Tal doctrina es clara en todos sus aspectos; es obliga­toria; nadie se puede apartar de ella sin peligro para la fe y para el orden moral".17

 

 De allí deducían los obispos chilenos, que:

 "No se puede pretender ser cristianos y marginarse de los esfuerzos por reformar las estructuras sociales según la doctrina de la Iglesia."18

 El Papa Juan XXIII puntualizó: "Volvemos a afirmar, ante todo, que la doctrina social cristiana es una parte integrante de la concepción cristiana de la vida".19

 Según esto, los cristianos no pueden tomar la Enseñanza Social como simples "consejos" o "recomendaciones piadosas". Deben sentir grabada su conciencia con la responsabilidad que les cabe respecto de ella, si quieren llamarse realmente cristianos y, más aún, católicos.

 Los principios de la Ley Natural y de la Revelación en que se basa la Doctrina Social, evidentemente son permanentes e inmutables. Pero en sus formas de aplicación concreta se ven enfrentados a las realidades cambiantes de la vida social histórica.

 

1.-Que sostuvieron los Obispos chilenos en relación al compromiso de los laicos?

 

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